Las zapaterías Bata (Baťa en checo), fundadas en 1894 en la ciudad de Zlín, en Moravia, deben su rápido éxito a las ideas innovadoras de su creador, Tomáš Baťa.

Con el famoso eslogan “Calzado para todos”, Baťa se esforzó en reducir los costes de producción. Al mismo tiempo, implantó un ingenioso sistema de motivación para sus empleados, logrando una dirección y una gestión de la producción muy innovadoras para la época. También desarrolló un departamento de marketing y de publicidad para aumentar sus ventas, iniciando al mismo tiempo la era de los famosos carteles publicitarios Baťa y de la publicidad checa moderna en general.

En Baťa, los precios acababan siempre en 9 para que los clientes tuvieran la impresión de pagar menos. Baťa también cuidó a sus empleados: enseguida fue consciente de que era esencial ocuparse bien de ellos en caso de enfermedad u otras situaciones imprevistas. Mandó construir para ellos instalaciones sanitarias, viviendas, escuelas pre escolares y primarias, dentro de sus fábricas. Así pues, la pequeña ciudad funcionalista de Baťa está dominada por un gran edificio que alberga el famoso despacho itinerante de Baťa: un ascensor desde el que vigilaba en persona su reino. A menudo se ha comparado a Baťa con el estadounidense Ford, por sus métodos, y con el francés Michelin, por la manera de ocuparse de sus empleados.

Desde principios del siglo XX, las tiendas Baťa se extendieron por todo el mundo. Durante la Primera Guerra Mundial, Baťa suministró al ejército austrohúngaro un calzado militar de especial robustez.

Entre 1932 y 1948 el director del grupo de empresas Baťa fue Jan Antonín Baťa, hermano por parte de padre de Tomáš Baťa, el cual decidió trasladar la sede de la dirección a Brasil al comenzar la Segunda Guerra Mundial. Por entonces, la producción de calzado ya estaba bastante descentralizada y repartida por todo el mundo. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, la empresa checoslovaca con sede en Zlín fue nacionalizada, adoptando el nuevo nombre de Svit, empresa nacional; a partir de entonces, el núcleo del grupo de empresas Baťa se asentó en Canadá. A principios de los años 50, la mayor parte del patrimonio pasó a manos de Tomáš Jan Baťa, tras interminables litigios familiares sobre la propiedad del mismo. La empresa Svit ha sufrido numerosos cambios desde su fundación, pero aun sigue existiendo en la República Checa.

En la actualidad, el calzado Baťa sigue vendiéndose en Chequia y sigue siendo igual de popular. En la plaza Wenceslao se encuentra la mayor tienda Baťa del país, con seis plantas y una amplia gama de calzado y otros accesorios de moda.

Hay otra tienda Baťa en el centro de Praga. Se encuentra en el centro comercial Palladium (1ª planta), en la plaza de la República.

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