El Rudolfinum está vinculado primordialmente a un gigante de la música clásica checa; Antonín Dvořák. Por ello, lleva su nombre la gran sala de conciertos en la que dirigió la primera interpretación de su Sinfonía del Nuevo Mundo por la Orquesta Filarmónica Checa. Por otra parte, el Rudolfinum sigue siendo la sede de este prestigioso conjunto checo.

El edificio es de estilo neorrenacentista y se encuentra junto a la ribera del Moldava. Fue erigido entre 1875 y 1885 por los arquitectos Zítek (también autor del Teatro Nacional) y Schulz (creador del Museo Nacional), es sin duda alguna uno de los edificios más importantes de su época en Praga. Debe su nombre al príncipe Rodolfo de Austria, hijo del emperador Francisco José I. En 1885 se inauguró en el Rudolfinum la gran sala de conciertos de que carecía la capital de Bohemia. Desde sus inicios, el Rudolfinum fue concebido como un edificio polivalente, donde se celebran no solo conciertos, sino también exposiciones.

En el periodo de entreguerras, el Rudolfinum sirvió de sede temporal al parlamento checoslovaco. Recuperó su función original durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación del país por los nazis, siendo sede de la Orquesta Filarmónica Alemana de Praga (Prager Deutscher Philharmoniker). No obstante, los espectadores checos tuvieron que esperar hasta 1946 para entrar de nuevo a la sala Dvořák y disfrutar de su acústica excepcional y su magnífica decoración.

El Rudolfinum no es solo la sede de la Orquesta Filarmónica Checa, sino también de grandes festivales, como la Primavera de Praga, la Praga de Dvořák o Cuerdas de Otoño.

Una advertencia: el programa de la Orquesta Filarmónica Checa y el de los grandes festivales son independientes entre sí. Además, la sala Dvořák se alquila regularmente a empresas privadas organizadoras de conciertos para turistas, que suelen ser caros y de calidad muy variable.

 Dónde
Ciudad Vieja

Fue precisamente en el Rudolfinum donde el escritor checo Jiří Weil situó una parte de su novela “Mendelssohn en el tejado”, cuyo relato transcurre durante la ocupación alemana y trata de manera simbólica la cuestión del antisemitismo. La novela comienza con la anécdota siguiente: Reinhard Heydrich, nuevo Protector del Reich de Bohemia y Moravia, da orden de retirar la estatua de Felix Mendelssohn-Bartholdy del ático del Rudolfinum, ya que el origen judío de este compositor constituye una profanación de este santuario del arte alemán. Así, se ordena a dos empleados checos que retiren la “estatua enemiga” bajo la supervisión de un SS, pero por poco destruyen la de Richard Wagner, autor adorado por los nazis, ya que les confundió la prominente nariz de Wagner a la hora de identificar la estatua. Por suerte, un judío culto les saca de su error y les evita de este modo un grave castigo. A pesar de lo que cuenta el relato, es inútil que busquemos la estatua de Wagner en el ático del Rudolfinum, ya que en realidad nunca estuvo allí.

Marek, Avantgarde Prague
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