Kampa es probablemente la isla más conocida de Praga. Casi no se nota, pero su superficie está separada a todo lo largo del resto del barrio de Malá Strana, por un canal artificial, el Čertovka, que durante la Edad Media sirvió para impulsar los molinos del barrio. Hoy en día, la gente ya no viene a Kampa a buscar harina, sino más bien para descansar y recargar sus energías. Los puentecitos que cruzan el Čertovka, el chapoteo de la rueda del molino, las ramas de los árboles que se inclinan hacia la superficie del agua: todo ello crea un entorno muy romántico que atrae no solo a los enamorados, sino también a fotógrafos y cineastas. Viéndola, uno comprende mejor por qué esta parte de Kampa es conocida como la “pequeña Venecia de Praga”. Para sumergirse en la atmósfera de este lugar, nada mejor que montarse a bordo de una de las lanchas de madera “vodouch”, que tienen un horario regular de salidas.
Mientras que la parte sur de la isla está completamente cubierta por la hierba del parque, donde se celebran sobre todo en verano festivales, eventos y conciertos de todo tipo, accediendo desde el puente de Carlos la impresión es completamente distinta. Esto es así, porque la parte norte de la isla está totalmente ocupada por casas; en la placita hay mercados a menudo donde el aroma de las especialidades locales y el olor del carbón utilizado por el herrero perfuman el ambiente. Al instante invade al visitante la sensación de vuelta al pasado. Sin duda este es el motivo por el que muchos artistas se han enamorado de este lugar.
Prueba de ello es que muchas figuras importantes checas, como los actores Voskovec y Werich, el compositor Bohuslav Martinů, el filólogo Josef Dobrovský, el escultor Jiří Trnka o el poeta Vladimír Holan han pasado una parte de su vida en Kampa. La casa donde vivieron la mayoría de ellos se llama ahora villa Werich; se encuentra frente al Palacio Liechtenstein, en la entrada misma del parque. Actualmente, la villa Werich es utilizada como galería, al igual que los molinos de Sova, situados en los alrededores (fáciles de encontrar gracias a la fila de pingüinos alineados en su dirección).
Para terminar, no olvidemos que la isla cuenta también con un parque infantil, muy seguro, de modo que los niños pueden divertirse mientras que los mayores se relajan, por ejemplo, haciendo picnic a la sombra de un plátano que se yergue en este lugar desde hace 200 años.