El parque de Letná forma parte de la inmensa zona verde que se extiende por la orilla izquierda del Moldava, desde el jardín Kinský, en el barrio de Smíchov, hasta Holešovice, pasando por Petřín, los jardines del castillo de Praga y Chotkovy sady.

Con su situación ideal dominando el centro histórico, el parque de Letná es imprescindible para los turistas y para los praguenses, que vienen a cualquier hora del día o de la noche en busca de vistas incomparables hacia la ciudad bulliciosa y el apacible Moldava, con sus numerosos puentes.

El parque de Letná siempre tiene visitantes, sobre todo cuando hace buen tiempo. Por el día, las mamás con los cochecitos, los paseantes acompañados por sus perros, grupos variopintos de gente, aficionados a la petanca, tenistas y otros deportistas. Gracias a su superficie llana y a su densa red de caminos asfaltados, el parque de Letná y la enorme explanada contigua (Letenská pláň) son lugares a los que acuden muchos runners y patinadores. Al atardecer, predominan aquellos que vienen a saborear una cerveza en los muchos quioscos y terrazas del parque, o aquellos que tan solo vienen a charlar con sus amigos disfrutando el frescor de la hierba.

Este inmenso parque recibe cada año el festival Letní Letná, que presenta espectáculos de circo contemporáneo, teatro, música y artes visuales; también recibe ocasionalmente otros eventos culturales.

En cuanto el viento empieza a soplar en otoño, la parte más despejada del parque cobra vida, gracias a los niños que vienen aquí a volar sus cometas.

El parque está dominado por un metrónomo rojo, erigido en el lugar en donde se alzó entre 1955 y 1962 el conjunto escultural más grande de Europa: el monumento a la historia de Stalin, conocido popularmente como “la cola de la carnicería”. Sin embargo, esta estatua de piedra no duró mucho en este emplazamiento privilegiado, ya que tras la crítica de Kruschev al culto de la personalidad de Stalin, los camaradas checoslovacos decidieron dinamitar el monumento. Desde 1991, el pedestal hasta entonces desierto, fue ocupado por un metrónomo gigante llamado la “máquina de viajar en el tiempo”. Esta instalación, pensada como provisional con motivo de la Exposición Universal de Praga, echó raíces y aquí se ha quedado hasta hoy. La explanada situada detrás del metrónomo ha sido confiscada por los aficionados al skateboard y a los patines.

El restaurante de estilo neorrenacentista, conocido ahora como Letenský zámeček (el pequeño castillo de Letná) nos recuerda que la historia del parque de Letná como parque municipal remonta a mediados del siglo XIX. Este pequeño castillo era el destino final del primer funicular de Praga, puesto en servicio en 1891 (al mismo tiempo que el de Petřín), con motivo del aniversario de la exposición nacional. Además, el itinerario continuaba por la vía eléctrica de Křižík, el primer tranvía eléctrico de Praga, que llevaba hasta el coto real de Stromovka.

Citemos también el edificio, interesante desde un punto de vista arquitectónico, del restaurante Praha Expo 58. Es todo lo que queda de la Expo 58, ya que el pabellón que también formaba parte de la exposición de Bruselas ardió en 1991.

Otro punto interesante del parque de Letná es el carrusel más antiguo de Europa. Data de finales del siglo XIX y está equipado con 4 cochecitos y 19 caballos revestidos con auténtica piel de caballo. Por desgracia, no está abierto al público ya que está siendo restaurado. Es de esperar que pronto vuelva a estar abierto.

Al fondo del parque de Letná se encuentra una construcción en forma de torre un poco especial: se trata del pabellón Hanavský, instalado en este lugar tras la exposición aniversario de 1891. Había sido la representación de la fábrica siderúrgica Komarenské železarný del príncipe Hanavský, de quien tomó el nombre.

 Dónde
Fuera del centro | Bubeneč

El camino más rápido para acceder al parque de Letná sale del puente Cechův y sube por las escaleras que llevan al metrónomo. Es fácil perder el aliento durante la subida, pero las vistas sobre la ciudad serán recompensa suficiente a tanto esfuerzo.

Jana, Avantgarde Prague
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