Al borde del canal Čertovka, salpica el agua del molino; de un pequeño molino; el primero desde la zona de Smíchov. Allí llegaremos al pasar por un pequeño puente de la isla de Kampa. El lugar, originalmente con un estilo del barroco temprano, ha sido reconstruido varias veces, reducido a cenizas, vuelto a nacer y ha albergado una carpintería y viviendas. En 1995 volvió a ser un molino, pero esta vez, de café. Y de palabras. Sigue el murmullo: las voces, el agua.
Y cuando hayan instalado una pequeña central hidroeléctrica, será la cerveza la que corra por los grifos del bar. Este «Café del molino» es un excelente ejemplo de la mezcla entre café y cervecería. Tiene la atmósfera intelectual y ligeramente bohemia de un café, gracias a la calidad del grano, a los tés, exposiciones y eventos culturales ocasionales. También gracias a su menú, casi inmutable, con cafés, bocadillos, humus y otras delicias. Por otra parte, la oferta de cervezas y de pan con manteca de cerdo completan el panorama. Frecuentemente está lleno, sin contar las oleadas de turistas que vany vienen. Los clientes se quedan por un buen tiempo, como se acostumbra en los buenos albergues y cafés que ofrecen un espacio agradable con precios correctos.