Un antiguo monasterio de Premostratenses y su extraordinaria biblioteca barroca...
En checo, la palabra “Strahov” se deriva del verbo “strážit” (vigilar): una etimología que define bien el rol histórico del convento en el contexto praguense. El monasterio de los Premostratenses se fundó a mediados del siglo XII, en un lugar estratégico: por aquí pasaba la antigua ruta comercial que comunicaba Praga con los países germánicos, la cual el monasterio debía vigilar de manera simbólica.
Del periodo románico se conservan los muros de la iglesia y las edificaciones del monasterio, cuyas partes románicas son bien visibles. Las mayores transformaciones tuvieron lugar en el periodo barroco, cuando el convento y la iglesia fueron restaurados y se erigieron unos imponentes campanarios que aun hoy son esenciales en el panorama praguense. Los interiores barrocos de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción son una perfecta muestra del arte de mediados del siglo XVIII. Los frescos, realizados por J.V. Neunherz representan escenas de la vida de San Norberto, fundador de la orden de los Premostratenses, y de la Virgen María. La mayoría de las esculturas son obra de J. A. Quitainer y I. Platzer.
La suntuosa fachada de la biblioteca del monasterio, realizada entre 1783 y 1785 por I. J. N. Palliardi, está situada en diagonal respecto a la fachada de la iglesia. Alberga una de las salas de biblioteca más excepcionales de Europa, la Sala de Filosofía, decorada con frescos que representan la “evolución espiritual del ser humano”, pintados en 1794 por F. A. Maulpertsch, y que refleja muy bien la atmósfera cargada de contradicciones presente a finales del Barroco y el auge de las Luces. Junto a la sala de Filosofía, se encuentra una sala de Teología, dominada por una decoración en estuco y pinturas de la década de 1820.
El monasterio de Strahov sigue albergando a la orden de los Premostratenses, cuya galería de cuadros recuerda el pasado glorioso.